Es de mi satisfacción poder dirigirme a usted para saludarles y agradecerles por su apoyo incondicional y profesional que me brindaron en el proceso de mi recuperación.

Que Dios me permita retribuir en algo su gran gesto, como dice el dicho “con plata y persona” a los que busca ayuda para salir de las diferentes adicciones.

Dios les bendiga y les pague. Es muy difícil tener que vivir esta situación de frustración y dolor cuando se tiene que tomar esta decisión de separarse de los seres queridos para salir de esta enfermedad, y desde el inicio sentir que existen personas tan humanas y bondadosas que nos entienden sin juzgar cada caso que vivimos y nos extiende su mano y cariño incondicional de ayuda que a pesar de este dolor uno siente.

Aunque no quisiera decirlo, pero si usted padre, madre, hermano, esposo y amigo está pasando por una situación de esta magnitud, yo le recomiendo Viviendo con Esperanza por ser un centro de rehabilitación que más allá de la enfermedad.

Gracias por el apoyo incondicional de todo su personal.

En el mes de septiembre del 2019 mi hija tuvo una crisis muy fuerte a raíz de su adicción al alcohol, tanto que fue necesario solicitar la ayuda de la policía para poder controlarla.

Anteriormente ya había episodios de este tipo con mi hija, por lo que se buscó ayuda con psicólogos sin llegar a tener buenos resultados, por esta razón se tomó la decisión de intentarlo en un centro de rehabilitación.

Con la Gracia de Dios logramos contactarnos con el centro Viviendo con Esperanza cuya ayuda fue inmediata, nos dieron la oportunidad de conocer las instalaciones y dialogar con algunos internos lo cual nos dio la confianza y esperanza necesaria para la recuperación de nuestro hijo.

Ya ha pasado 1 año del tratamiento y hasta el momento hemos visto muchos cambios positivos en nuestro hijo. Agradecemos mucho a Dios por guiarnos y a Viviendo con Esperanza por su gestión y apoyo a nuestra familia.

Buen día, estamos felices con la recuperación de Andrés Alejandro en casa, de verdad que Dios me guio hacia Viviendo con Esperanza, donde me ayudó a recuperar a mi hijo, con los nervios de punta que tenía esos momentos.

Dios, que fuerte fue, el mayor dolo de mi vida, pero desde el comienzo y cuando fuimos a visitarlos en su centro de rehabilitación, nos dimos cuenta de la importancia que mi hijo estuviera ahí, sentimos un vendaval de energías positivas y nos llenó de mucha paz y confianza.

Estamos muy agradecidos por todo el esfuerzo que han realizado con mi hijo, entendemos que no es cosa fácil, que importante es la asistencia que brindaron a nuestro hijo, pues ahí está los frutos, mi hijo está muy bien y no ha recaído de nuevo.

Muchas gracias por todo, cuando termine la pandemia iremos a visitarlos, Dios los bendiga.